Arquitectos: SPASM Design Architects Ubicación: Munavali, Alibaug, Maharashtra, India Equipo de Diseño: Sangeeta Merchant, Mangesh Jadhav, Thomas Kariath, Mansoor Kudalkar, Sanjeev Panjabi Contratistas: R.K. Construct Ingenieros: Mr. Gireesh Rajadhyaksha (Estructural) Superficie del Terreno: 9.800 m2 Superficie Construida: 830 m2 Fecha: Diciembre 2011 Fotografías: Sebastian Zachariah
Ubicada en el pequeño pueblo de Munavali, próximo a Alibaug, es uno de los destinos favoritos para los que quieren alejarse de la ciudad. El terreno fue en parte un bosque de árboles de tamarindo y mango, unido a un campo de arroz. La parte frontal de la propiedad enfrenta una carretera de poco movimiento.
Cuando se conduce en todo el distrito de Raigad, se ven a menudo pilas de ladrillos locales que se está cociendo para futuras construcciones, muchos de ellos quedan abandonados, formando una imagen característica del paisaje de la zona.
Los arquitectos usaron esta imagen como génesis de la casa. Pero además, ésta fue concebida en base a las características del sitio, como sus grandes árboles existentes y la orientación solar, el viento y la lluvia…
Los largos tramos de las dos alas principales de la casa se configuran entre sí en un ángulo recto, alrededor de un curioso árbol que ha crecido inclinado. Cada habitación se corta en dos partes a través de las aberturas, apoyando la ventilación cruzada y la entrada de luz natural.
La elección del ladrillo se basa en el color y la fuerza de su expresión general, en base a unidades hechas a mano. El ladrillo rojo de la tierra no pretende ser exacto, tampoco trata de crear patrones, como comúnmente se observan en la arquitectura india.
Finalmente el ladrillo es lo que es, una pila en reposo, una masa oculta; su grosor mantiene los espacios interiores cómodos y frescos. Este interior se relaciona con el exterior a través de espacios de semi-sombra cubiertos con parrones de madera.
La experiencia de la ocupación tiene prioridad sobre los gestos formales; el sol, la lluvia y el viento entran libremente en la casa, los muros poco a poco se cubren de musgo, mientras que la piscina toma la forma de la sombra de los árboles. Vivir en una casa de campo se trata de ser testigos de esta “lucha”, entre lo natural y lo construido, a lo largo del tiempo.